lunes, 17 de junio de 2013

Editorial

El arte es creación y como tal debe valorarse y conservarse. La artesanía tiene sus raíces en la identidad e idiosincrasia de un pueblo. Muestra su historia y su evolución a través de los años y va adaptando los cambios de cada sociedad.

Desde la Edad Media la importancia del artesanado ha ido disminuyendo hasta aparecer la Revolución Industrial. El trabajo minucioso y abnegado que necesita cada objeto se fue sustituyendo por una producción en serie donde se priorizaba la rentabilidad y la rapidez. Esa fue la razón principal que contribuyó a la desaparición del oficio de artesano. Las máquinas arrasaron los talleres artesanales y se fueron perfeccionando hasta nuestros días. La producción en serie redujo la calidad del producto pero aumentó sus ventas. Por este motivo, la falta de demanda del producto artesanal, lo condenó al olvido.

La llegada del turismo y la preocupación de  algunos gobiernos locales por revalorizar el patrimonio cultural de los pueblos supusieron el punto de partida para activar la economía y sacar de los talleres los oficios olvidados y potenciar  la calidad y autenticidad de estos productos frente a la fabricación en serie.

La artesanía popular tiene su lugar en cada sociedad, por lo cual algunos productos deberían ponerse a la venta como productos autóctonos.


A pesar del silencio que rodeó la artesanía popular durante bastante tiempo, los gobiernos provinciales son conscientes del interés y significado que poseen las tradiciones artesanales como un legado ancestral que deben promocionar y proyectar. Se sienten responsables de la tarea de potenciar y rentabilizar patrimonio y artesanía formando una simbiosis cultural que, con el tiempo, favorecerá a los burgaleses. El monasterio y la artesanía popular focalizan una proyección estatal y provincial que contribuye a extender la cultura burgalesa fuera de sus fronteras. Y esto se puede conseguir a través de museos itinerantes, excursiones guiadas por “inquilinos” del monasterio contando sus vivencias, creando “El Camino de los Oficios” donde se ve la evolución de cada arte y con su experto correspondiente…Además, las nuevas tecnologías contribuyen a promocionar esta simbiosis con gran rapidez. No obstante, debemos inculcar en las futuras generaciones el respeto y la consideración por las tradiciones culturales y desde todos ámbitos educativos se debe fomentar el conocimiento del patrimonio y la artesanía popular. Sería necesario organizar visitas ilustrativas y actividades culturales que atrajeran la curiosidad por oficios que un día formaron parte de la historia local.

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